El Regreso Necesario de la Planificación Nacional en Honduras: ¿Un Camino Hacia el Desarrollo Sostenible?

Wilfredo Díaz Arrazola*
En la Honduras actual, se extraña la época dorada de la planificación nacional. Recuerdo con nostalgia los años en que se elaboraban planes estatales de desarrollo, herramientas estratégicas diseñadas para guiar y orientar el crecimiento del país. Estos planes no eran meros documentos académicos, sino instrumentos operativos que buscaban articular esfuerzos, asignar recursos y establecer prioridades claras para el futuro.
Hoy en día, la ausencia de una planificación nacional sólida ha dejado un vacío palpable. Las políticas públicas parecen carecer de una visión integral, y las acciones gubernamentales, a menudo, se desenvuelven de manera fragmentada, sin una estrategia unificada. Esta falta de coordinación se traduce en ineficiencias, duplicidades y una asignación subóptima de los recursos públicos, obstaculizando el desarrollo sostenible de la nación.
La planificación nacional, en su esencia, implica un proceso de reflexión profunda sobre las necesidades, los desafíos y las oportunidades que enfrenta un país. Requiere un análisis exhaustivo de la realidad social, económica y ambiental, así como la definición de objetivos claros, medibles y alcanzables. Implica, además, la participación activa de diversos actores sociales, incluyendo el sector público, el sector privado, la sociedad civil y la academia.
En el caso de Honduras, una planificación nacional efectiva debería abordar temas cruciales como la reducción de la pobreza, la mejora de la educación, el fortalecimiento de la salud pública, la promoción del desarrollo económico, la protección del medio ambiente y el fomento de la seguridad ciudadana. Debería establecer metas ambiciosas, pero realistas, y definir indicadores claros para evaluar el progreso.
La experiencia internacional nos muestra que la planificación nacional puede ser una herramienta poderosa para el desarrollo. Países como Corea del Sur, Singapur y Chile han utilizado la planificación estratégica para transformar sus economías y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Honduras, con su potencial humano y sus recursos naturales, tiene la capacidad de emular estos éxitos, pero para ello es necesario recuperar la cultura de la planificación.
Es imperativo que el gobierno hondureño asuma el compromiso de elaborar un nuevo plan nacional de desarrollo, con la participación de todos los sectores de la sociedad. Este plan debe ser un documento vivo, flexible y adaptable a los cambios del entorno. Debe ser un instrumento de gestión que permita al país avanzar hacia un futuro más próspero y equitativo.
La recuperación de la planificación nacional no es una tarea fácil, pero es una necesidad urgente. Honduras merece una visión de futuro clara y un camino estratégico para alcanzar sus metas de desarrollo. El momento de actuar es ahora.