El Secreto de la Calma Ancestral: ¿Por Qué Nuestros Ancestros No Necesitaban Meditar?

2025-06-02
El Secreto de la Calma Ancestral: ¿Por Qué Nuestros Ancestros No Necesitaban Meditar?
El Confidencial

En un mundo hiperconectado y frenético, la meditación se ha convertido en una práctica esencial para muchos. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si nuestros antepasados, que vivían en un ritmo mucho más lento, necesitaban siquiera recurrir a ella? El antropólogo José María Fericgla nos ofrece una perspectiva fascinante sobre este tema, revelando que la quietud era una parte intrínseca de su vida cotidiana.

Un reciente experimento ha puesto de manifiesto la dificultad que tenemos hoy en día para soportar incluso quince minutos de silencio sin sentirnos abrumados por las distracciones. Este hallazgo, lejos de ser una mera curiosidad, es un indicador de cómo la calma ha ido desapareciendo progresivamente de nuestras rutinas, sin que nos demos cuenta.

La Vida Cotidiana: Un Espacio Natural para la Quietud

Según Fericgla, la clave reside en comprender cómo era la vida de las personas en el pasado. Sus actividades diarias, como la agricultura, la artesanía o la recolección, requerían un alto grado de concentración y atención plena, pero también implicaban periodos significativos de quietud y espera. El trabajo manual, la conexión con la naturaleza y la falta de estímulos artificiales contribuían a crear un ambiente propicio para la calma interior.

“La gente del pasado no necesitaba meditar, porque gran parte de su día a día estaba quieta,” afirma Fericgla. No se trataba de una práctica consciente y deliberada, sino de una condición natural que se derivaba de sus circunstancias vitales. Eran momentos de reflexión, de observación, de conexión con el entorno que permitían a la mente descansar y recargarse.

¿Qué Podemos Aprender de Nuestros Antepasados?

En la actualidad, estamos constantemente bombardeados por información, notificaciones y estímulos sensoriales. Esta sobrecarga puede generar estrés, ansiedad y una sensación de desconexión. Si bien la meditación puede ser una herramienta útil para contrarrestar estos efectos, también podemos aprender de la experiencia de nuestros antepasados.

Podemos incorporar pequeños momentos de quietud en nuestro día a día: una caminata por la naturaleza, un rato de lectura, una conversación tranquila con un amigo, o simplemente unos minutos de silencio para respirar profundamente. No se trata de imitar el estilo de vida del pasado, sino de recuperar la capacidad de desconectar y encontrar la calma en medio del caos.

El Reto de la Quietud en el Siglo XXI

La sociedad moderna nos exige una constante productividad y eficiencia. El tiempo es un bien escaso, y la quietud se percibe a menudo como una pérdida de tiempo. Sin embargo, es importante recordar que la calma no es un lujo, sino una necesidad. Nos permite reducir el estrés, mejorar nuestra concentración y reconectar con nosotros mismos.

El desafío para el siglo XXI es encontrar un equilibrio entre la actividad y la quietud, entre la productividad y el bienestar. Es aprender a valorar los momentos de pausa y a reconocer la importancia de la calma en nuestras vidas. Quizás, al hacerlo, podamos recuperar un poco del secreto de la calma ancestral que nuestros antepasados conocían tan bien.

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